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Reseñas

Adios Chimuelo

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Fui a ver “Cómo Entrenar a tu Dragón”, parte III y aunque la película no es mala, definitivamente está hecha para ser disfrutada sólo por fans de la saga, carece de lo que hace especial a la primera entrega, y del dramatismo de la segunda, aunque lo intenta, está mucho más orientada a la sensiblería, se siente como un “adiós, adiós, adiós” toda la película.

 

Lo que hizo especial a la primera es el misticismo esotérico con respecto a los dragones, eso se extrañó mucho, nuevas especies introducidas careciendo totalmente de la explicación de su origen, habilidades, debilidades, etc, como estrellas fugaces “Oh mira un ‘x’! Wow!”, ¿Debo conocerlo y asombrarme? Digo si se ven muy bien en pantalla, pero ¿por qué es tan asombroso?

 

¿Cómo es que Grimmel hace para controlarlos? Con su propio veneno y un dispositivo de inyección, pero ¿Por qué su propio veneno los droga a manera que solo lo obedezcan a él? ¿No se supone que las escamas de dragón son impenetrables? ¿Cómo es que sus dardos las penetran tan fácil, como inyecciones? En fin, son cosas que simplemente pasan sin explicación, contradiciendo muchas cosas que creía conocer sobre los dragones, basado en sus entregas anteriores.

 

La película se centra en los conflictos de Hipo, que creíamos superados hace tiempo, no se supone que tenga ahora, todavía, semejante crisis de identidad y falta de confianza en sí mismo, producto de un apego a Chimuelo, siempre fué un ingeniero increíble, rebelde empedernido, pero ahora ha crecido orgulloso, obsesionado con salvar a todos los dragones como su madre, embriagado de “dragonitis”, queriendo forzar un “vivieron juntos por siempre”, no ve cosas que le hubieran resultado bastante obvias en el pasado.

 

El villano hace al héroe y tenemos a Grimmel, un caza dragones extremadamente hábil, cuya única motivación es cazar a Chimuelo, el ultimo furia nocturna, macho, porque casualmente los caza dragones tienen a la hembra, presentado como un mercenario, no como un líder, a pesar de quedar clara su superioridad con respecto a los otros cazadragones, no ejerce poder sobre ellos, sino al contrario, se nota que le presionan para que haga su trabajo.

 

Faltó desarrollo de este personaje, algún flashback, una explicación de sus dragones, como los eligió, como es que los “doma” sin encariñarse como Hipo, la explicación que hace el mismo es muy simplista: Ví que era bueno en algo y lo exploté por fama, poder y gloria, así, en menos de diez segundos, nada que ver con el desarrollo del villano anterior, Drago, mucho más sólido, completo y una motivación clara con una meta definida, perfectamente explicada y marcada.

 

Contamos también las repeticiones: Hay otro caza dragones super poderoso, hay otro paraíso de los dragones, hay otro ejército de caza dragones enemigos de Berk, en fin, elementos que no aportan algo nuevo sino que reciclan ideas previamente usadas.

 

Pero basta de lo malo y hablemos de lo bueno: La animación es excelente, para empezar, fluída, la fotografía genial, se tiene un desenlace, final dulce y amargo que concluye la historia, lo cual se agradece. Hay humor para chicos y grandes y se nota como los personajes forman una verdadera familia, como Valka pasa a tomar su rol de consejera para impulsar a Astrid como jefa, para liderar junto a Hipo, se nota la pena que le produce haber dejado a Estoico, pero también su aceptación y experiencia.

 

Otra cosa muy bien lograda es el romance entre Chimuelo y Chimuela, escenas prácticamente mudas en las que logran nos identifiquemos con el dragón (y la dragona) solo con gestos, cosa que mantienen en toda la película, hasta el clímax en el que finalmente la recelosa dragona acepta a Hipo, ya que reconoce que realmente es amigo de Chimuelo y no solamente su jinete, que realmente le importa al grado de dar la vida por él, con lo que se gana su corazón también, y el desenlace con la despedida entre berkianos y dragones, y entre Chimuelo e Hipo, donde este finalmente acepta que la separación es su destino.

 

Creo que esto es la mejor parte de la película, un efecto emocional muy bien logrado, una conexión del espectador ya no con Hipo, sino con Chimuelo, con sus sentimientos, sus emociones, sus conflictos, su debate entre su amistad con Hipo y su deseo y necesidad de amor, no fraternal, sino pasional, de pareja, y por supuesto, la boda de Hipo y Astrid lo deja claro, esta es una película de amor, con un pilón explícito y cerrador: Ambas parejas y sus hijos encontrándose años después, y la narrativa de Hipo mitificando a los dragones, estableciendo que se convirtieron en leyenda, y que así los conocemos hasta nuestros días, pero que sí existen.

 

Un muy buen final para una buena saga, aunque debo decir que me gustaron mucho más las entregas anteriores y pienso que en esta última las extrañé, definitivamente su objetivo fue logrado: Un poema de amor, desenlace emotivo y un muy profundo: “Gracias por vernos” a todos sus fans.

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