Es difícil para una persona religiosa, que necesita de una sensación de seguridad permanente, comprender “la base” de un ateo. Un ateo no tiene base, no la necesita de facto. No es necesario para el sentirse seguro todo el tiempo, su impulso emocional no es la conservación de la seguridad, por el contrario, es la curiosidad.
Luego, va el mismo construyendo “su base”, con conocimiento empírico y académico, lógica, razón y pensamiento crítico, para modificar su conducta, adecuada al caso, y llevar su vida, ausente de propósitos trascendentales, de una forma más imanente, es decir, limitandose al mundo natural.
No por esto se deja de lado el espíritu, pero para un ateo este no hay cajas negras, por lo que este no es algo sobre natural, sino una sensibilidad proveniente de las emociones, la moral, valores y sentido común.
Así que en resumen, no es absolutamente necesario basarse en algo, sino de forma natural y orgánica va formando sus fundamentos, basándose en apreciación, lógica y razón.