Por definición. creer es tener algo por cierto sin comprobación, luego, un creyente no tiene por que comprobar nada, las pruebas no le importan, o dejaría de ser creyente al exigirlas. Si el creyente cree que dios existe, no ha de importarte que otros lo nieguen, pues dejaría de ser creyente en el momento que su creencia sea afectada por una opinión externa.
La carga de la prueba esta en manos de quienes realizan la afirmación “positiva”, no la negativa, por que para que esta exista, debió haber existido primero la positiva, caso contrario no podría ser negada.
Sin embargo, al ser una creencia, es dogmática, no basada en método científico, depende totalmente de la voluntad de quién desee o nó creer. Querer que quién “afirma” que dios no existe aporte pruebas de su “no existencia” es típica falacia onus probandi. Si quien se dice, mal por cierto, creyente, insiste en ello, no está dispuesto a probarlo más allá de toda duda razonable o simplemente admite que le es imposible hacerlo, por tanto, deja de ser lógica su argumentación.
Ahora, no pruebas que dios no existe, prueba que fué inventado por el hombre, a partir de su miedo e ignorancia, con suficientes evidencias, que las hay en todas partes. Luego, como colofón, dios existe solo en la mente de aquellos que por su propia voluntad han decidido abandonar su racionalidad en harás de sensación de seguridad y comunión, más en el mundo natural, físico, biológico, esta fuera de alcance y por lo tanto, existencia o más bien dicho, relevancia, debido a que por definición sería un ser sobrenatural.