La ley es regla, es mandato.
La ley es cantidad, es medida.
La ley es calidad, es relación.
La ley es precepto, es preconcepción.
La ley es culto, es lealtad.
La ley es amor.
El amor es bueno, ergo la ley debe ser buena. Pero el amor es vida, es más que vida, un ser, un ser que vive, un ser vivo. Y como ser vivo, nace, crece, se reproduce y muere. Asi mismo la ley nace de un precepto, de una condición y causa prima, debe crecer y debe cambiar, reproducirse y aplicarse, y como todo ser vivo, morir.
Pero si el amor muere y la ley muere, ¿que esperanza tenemos? La esperanza de vida, efímera, pero hermosa, finita pero sublíme… ¿Quién de nosotros no daría lo que fuera por un día más de vida, un día más de ley, un día más de amor?
Nosotros también hemos de pasar… pero no antes de vivir, de amar, no antes de la ley.