Irónico que estas dos acciones tan naturales para los humanos adquieran caminos tan divergentes y tan seguido. Se dice que el menos común de los sentidos es el sentido común, para mi tiene una relación directamente proporcional al estado anímico.
Recuerdo las sabias palabras de Yoda: “Lo sabrás cuando tranquilo estes, en paz”. Somos seres reaccionarios emocionalmente. Cuando algo nos incomoda, no pensamos claramente, lo único que queremos es que esa sensación se vaya, y por ende, hacemos cosas sin pensar, y a menudo estas acciones terminan en arrepentimiento.
Es difícil, es duro permanecer tranquilo en la tormenta, lo sé, no obstante, así también es muy fácil hacer una tormenta en un vaso de agua.
Por el lado contrario, la extrema pasividad nos puede llevar a la inactividad, a la pereza. No nos podemos pasar la vida pensando, tenemos que aplicar el conocimiento, que nuestros pensamientos no queden en mero ejercicio intelectual. Estamos naturalmente predispuestos a seguir haciendo las cosas a las que nos acostumbremos, como un dispositivo inteligente que recuerda nuestras preferencias, nuestro cuerpo, mente y espiritú tienen las recuerdan también, por ende, la actividad generará más actividad, y la pasividad, más pasividad.
Recordemos siempre pensar antes de actuar, y actuar después de pensar. Después de todo “Si quieres hacer del mundo un lugar mejor, date un vistazo a tí mismo y depués emprende un cambio”
– Michel Jackson, Man in the mirror.