Con las debidas excepciones, la razón por la que los hombres son infieles, las mujeres se la pasan besando sapos y ambos son afectados significativamente por la presión de grupo es la misma: En esencia, somos animales aún.
Es un problema evolutivo, las recientes revoluciones industriales y tecnológicas (sí, recientes en términos evolutivos, recordemos que los cambios evolutivos tardan en ocasiones muchos miles o millones de años) han dejado atrás a la evolución natural instintiva del hombre, es decir, muy profundo en nuestro subconsciente, aún somos homínidos tratando de sobrevivir y conservar la especie a través de la progenie, siempre luchando por status entre el grupo.
Tiene todo el sentido del mundo, anteriormente, nuestros antepasados luchaban por ser el macho alpha y tener descendencia con la mayor cantidad de hembras de la especie, y con las más deseadas por los machos para imponer respeto y dominar sobre el grupo. Es por eso que los niños y adolescentes recurren a la intimidación primitiva, es por eso que los adultos pretender ser unos Casanovas y es el origen de la presunción y la insaciable hambre de reconocimiento.
Para las hembras, ser reconocidas como matriarcas era la cúspide de la realización, razón por la cual desde jóvenes (inclusive más jóvenes que los machos) tienen una gran necesidad de reconocimiento por el sexo opuesto, que concuerda con su período de entrada a la fertilidad. Es muy probable de que la razón de que tantas jovencitas terminen embarazadas a temprana edad.
¿Y qué hay de la presión de grupo? Pues es muy sencillo, en las tribus de homínidos, tanto nómadas y recolectores como sedentarios, la expulsión del grupo, el exilio, significaba la muerte. ¿Nadie quiere morir, verdad? Es por eso que la presión de grupo es un factor bastante significativo para la juventud y para la población en general.
¿Por qué no nos adaptamos, si las cosas han cambiado? Es verdad que las cosas han cambiado, la industria y la tecnología han avanzado tanto que hace irrelevantes muchas suposiciones evolutivas de este tipo que anteriormente eran ley. De hecho, bajo circunstancias más actuales, son contraproducentes: Los grupos te pueden obligar a que hagas cosas que no quieres, e incluso acciones ilegales o que te ocasionen más problemas de los que intentas evadir, la promiscuidad ha ocasionado problemas de salud graves, es mucho más seguro ser monógamo hoy en día. Los avances médicos en la sustentabilidad y prolongación de la vida promedio de los humanos ha sembrado los ingredientes propicios para una explosión demográfica impresionante jamás antes realizada por especie alguna, en términos de porcentajes. Esto provoca menos recursos para todos, por lo que ir haciéndonos menos en la actualidad, sería la opción más viable, así que la reproducción debe quedar como una decisión racional, y la verdad, los hechos marcan claramente que no es así, el índice de natalidad promedio claramente lo establece.
¿Cómo podemos ver la tormenta y no correr a refugiarnos? Pues sencillo, los cambios evolutivos requieren de miles y miles de años para darse. Pero existen personas muy maduras, que se previenen de todo esto, ¿no? Claro, pero comúnmente son personas mayores de edad, de entre treinta y cinco y cincuenta años, con una hoja de vida de mucha experiencia, y en ambientes que favorecen la consciencia de sus actos. Claro que puede haber genios que lo vean venir desde mucho antes, pero comúnmente, como reza el viejo adagio, con las canas llega la experiencia.
También existen, en el otro extremo, personas que no entienden en toda su vida. Según la pirámide de Maslow, la realización es el último nivel de su pirámide, y las necesidades fisiológicas el primero, por lo que es más común que en países con un nivel de vida más alto sean mucho más maduros e inclusive, la tasa de natalidad baje, y en países o poblaciones con una nivel de vida mucho más bajo, donde se tiene que luchar por subsistir y no existe desarrollo mantenido, los problemas citados aquejen a la población con una frecuencia y promedio mucho mayores.
¿Qué hacer? El panorama no es esperanzador, para cambiar la forma en que subconscientemente nos comportamos, los procesos cognitivos requieren de gran esfuerzo y mucho tiempo. Primero hay que entender cómo funciona el cerebro, sus procesos mentales y desarrollar técnicas eficientes y seguras, lo que requiere un proceso de investigación exhaustivo. Actualmente, nuestro único recurso es la superación personal mediante la “desprogramación” de nuestros procesos instintivos profundos, a través de una imposición de costumbres y hábitos sanos, una civilización acelerada, a la que difícilmente se le sigue el ritmo. Existe desde meditación profunda hasta PNL, y todas tienen en común la concentración como clave para el desarrollo del individuo, no existe vacuna para esto.
Debemos comenzar por concentrarnos, ya que la toma de consciencia de los procesos subconscientes es congruente en la mayoría de las técnicas desarrolladas, sería un buen inicio en la ardua labor para que la evolución social alcance los cambios que la evolución industrial y tecnológica han generado en el mundo en que vivimos.