El deseo de demostrar significa que no eres lo que quieres demostrar.
Reza el refrán: “Dime de que presumes y te diré de que careces“. Normalmente lo reservamos para los presumidos pero es mucho más profundo cuando lo aplicamos a nosotros mismos, no solamente la presunción es deseo de demostrar, también el querer llamar la atención, el explicar de más, el sermonear a otros. Todo esto es deseo de demostrar, que somos listos, que somos inteligentes, exitosos, populares o cualquier otra cosa que deseamos que otros sepan de nosotros.
Cada vez que caemos en alguna de estas trampas del ego, estamos queriendo demostrarnos a nosotros mismos, no a los demás, por que realmente necesitamos reconocimiento exterior, pues no lo encontramos en el interior. Cada vez que explicas algo que naaaadie te pregunto, cada vez que sermoneas a tu familiar sobre sus “vicios” y sus defectos, cada vez que interrumpes una conversación para comentar tu propia experiencia, estas tratando de demostrar algo que tal vez eres, pero que tú no crees que lo eres, o no lo suficiente, o no estas convencido, tanto que necesitas reafirmarlo todo el tiempo.
Realmente estos comportamientos no son conscientes, no los hacemos a propósito, por ello son unas trampas del ego para perpetuarse, para mirarse en el espejo, por que el ego es vanidoso, realmente no te importa que lo que los demás piensen de ti, sino lo que tu piensas de ti mismo, pero a falta de auto reconocimiento, ignorancia, costumbre o un adiestramiento social al que fuimos sometidos, creemos que este reconocimiento debe venir de fuera, de los demás, lo buscamos donde no existe.
Claramente esto no nos llena, no nos satisface para nada, por ello lo tenemos que reafirmar todo el tiempo. Si de verdad te conocieras a ti mismo y te aceptaras como eres, no tendrías necesidad ni deseo de demostrarlo a los demás todo el tiempo.
Todos somos muy tolerantes con nosotros mismos, así que no nos damos cuenta de nuestros errores a menudo y tampoco nos gusta que nos los hagan ver, así que al leer esto muy probablemente estes pensando an alguién más, te haya recordado a esa persona presumidilla, pedante, condescendiente que hay en tu vida. Lo sé por que yo estoy allí seguido, si nos descuidamos de repente nos encontramos juzgando, es muy fácil caer en esta trampa del ego.
Lo que recomiendo es que recuerdes que esa persona es así por que no se acepta a si misma, que lo que te dice no tiene que ver contigo, realmente tu opinión no le importa, solo busca un espejo, tiene que ver con ella misma, así que no te preocupes, no te molestes, no te sulfures, no te desgastes. Lo mejor que puedes hacer por ti, y por esa persona, es aceptarla. Sabes lo que viene, sabes como es, sabes que no tiene que ver contigo, que no es por hacerte sentir mal a ti, es por sentirse un poco mejor ella misma, el ego se regodea en el sufrimiento de otros.
Esto, invariablemente nos llevará a ser más conscientes de nuestros propios deseos de demostrar, de dar explicaciones de más para que los demás no piensen mal de nosotros, aunque en realidad, es para no sentirnos menos nosotros mismos, y esto nos llevará a ser más sabios, y observar. Sin juzgar.