Ahora que has decidido ser ateo, si has vivido en una familia o eres parte de una comunidad religiosa, debes ya saber que esta rechazará tu conversión. Puede ser que hasta la niegue o trate de generar presión para que “vuelvas al rebaño”.
Pueden que lo tomen como un etapa de rebeldía, o puede que lo tomen como una ofensa personal, como una bofetada, como un rechazo de tu parte hacia ellos, al rechazar tus creencias, sus creencias, los rechazas a ellos también.
Esto es completamente normal. No lo tomes personal, no es contigo con quien tienen problemas, tienen una herida emocional que los hace buscar refugio en la religión, tienen miedo en general, a muchas cosas, y tratarán de asustarte a ti también, para que les des la razón, y puedan estar tranquilos.
Creen en el cielo por que tienen miedo de morir, por lo que se aferran a una idea de eternidad. Sienten mucho apego por sus seres queridos y creen que al morir se reencontrarán con ellos. El que tu rechaces estas ideas es algo serio para ellos, es moverles el mundo.
Sienten miedo y no se creen capaces de superlo por ellos mismos, por lo que inventan a un patrono, a quién le confieren poderes ilimiatados, y se refugian en él. Sienten miedo de que los dejes, de que los abandones, recuerda que sienten mucho apego por sus seres queridos, por lo que tu familia puede ser la más afectada, sienten que “ya no los quieres”, que te vas a ir, y para siempre, para toda la eternidad por que si eres ateo no puedes entrar al cielo con ellos.
Es normal. Es miedo, es apego. Es un problema emocional. Buscan la seguridad, el sentido de pertenencia e identidad que les da la congregación. Tienen miedo a estar solos. No es contra ti, piensan que se estan y te estan protegiendo.
Es una reacción emocional. Emocional, por tanto, de nada servirá tratar de hacerles entrar en razón. La herida es emocional, la cura debe ser emocional también. La razón no funciona con las personas que de antemano ya han decido. Debemos tomar esto muy encuenta.
Lo sé. Somos seres más racionales, más escépticos, naturalmente trataremos de explicar nuestras razones, nuestras dudas, nuestros motivos. Nada de eso valdrá. Para las personas religiosas, la fé ciega es virtud. No funcionará.
Esto, y tal vez desde antes, desde que decidiste que dudabas (o si siempre dudaste) de las supociones religiosas y tu familia o comunidad intentó “hacerte comprender” (le llaman comprensión a su aceptación) mediante miedo, culpa y vergüenza (lo hacen por que a ellos les funciona) puede provocarte un resentimiento y hasta una repulsión, animadversión hacia todo lo religioso.
Si los intentos por convencerte de abrazar la religión fueron significativos, por cantidad o gravedad de la acción realizada, puede que llegues a tener tanto resentimiento que sientas deseos de arremeter contra todo lo religioso, de gritarle al mundo la mentira que es la religión.
Es normal. Lo harás como catársis, tienes que sacarlo. Te comprendo, no nos gusta ser manipulados, no nos gusta que subestimen nuestra inteligencia queriendo que creamos lo que consideramos cuentos de hadas. Te comprendo, te entiendo.
No te pediré que no lo hagas, pero te exhorto a que consideres tus razones, tus objetivos y los resultados de tus acciones. No pienses ni por un segundo que tus arrebatos, por más razón que tengan, harán un cambio, por minúsculo que sea. Son catárticos y nada más.
Estan para ayudarte a sanar, a sacar el resentimiento y el coraje. Tu también tienes una herida emocional. Es duro “desconvertirse” al ateísmo. Muchos de nosotros no salimos limpios de esa batalla. Tenemos heridas que no se pueden ver.
Si estoy herido, y la razón no funciona, ¿Que hacer entonces? La herida es emocional, la cura también debe ser emocional. Solo amor puede curar el dolor, solo la calma cura la ira. Preparáte para hacerle frente a tus emociones, a reconocerlas y aceptarlas, irónicamente, prepárate para un viaje espiritual. Se que podrás pensar “¡Pero si de eso mismo me estoy alejando!”.
Irónicamente, la única salida, es entrando. Espiritualidad no es religión, no es fantasía, no es creer en amigos imaginarios. Espiritualidad es una disposición moral, psicológica. Es el estado de tus emociones, el grado de fortaleza de tu voluntad, es la práctica del desarrollo del estado anímico.
Se que quizá todo lo que huela a religioso o a espiritual te de asco en estos momentos. Sin embargo, debo repetir: El espíritu es tu estado anímico, no es un fantasmita que te sale del cuerpo.
Y hemos de aceptar que tenemos emociones, que tenemos sentimientos. El desagrado es un emoción. Y lo religioso nos desagrada, por lo tanto, tenemos emociones. Amamos a nuestros seres queridos, nos encanta leer algo interesante, nos entusiasma nuestra profesión, tenemos vocación. Somos seres emocionales, tanto como somos racionales.
Así que no te preocupes, no te estoy diciendo que regreses a la fé ni a la religión. Pero si que tengas aceptación, no de fé ciega, sino de tus emociones, aceptación y consciencia. ¿Suena muy fumado? Si, suena muy oriental, pero vamos por partes.
¿Que tenemos que aceptar? Que estamos encabronados. Que estamos hartos. Que fue y es difícil vivir en un mundo muy religioso. Que vamos a reaccionar visceralmente debido a esto (aunque los grados varían de persona a persona).
¿De que tenemos que tener consciencia? De nosotros mismos, de nuestros sentimientos, de nuestas emociones, de nuestras necesidades, de nuestras acciones y palabras, para evitar racionalizarlas, justificando nuestro comportamiento y esperar que, solo por que tengamos razón, el mundo cambie. Suena raro, ¿no? ¿Cómo no puedo exigir un cambio si tengo razón? Como vimos, las personas son más emocionales que racionales, así que mucha razón que tengas no importa tanto.
¿Cómo puedo tolerar esto? Pienso por mi mismo, tengo la razón, ¿Pero no importa?
Sé que es difícil de aceptar. Pero es lo mejor. No es que no importe tener razón, es que a las personas que se inclinan más por la religiosidad tienden a infravalorar la razón. No quieren una explicación, no buscan entendimiento, solo satisfacer sus necesidades emocionales. Hemos de estar muy atentos de esto.
Así que realmente, cuando te quieren meter miedo, culpar o avergonzar, es por que ellos mismos tienen miedo, sienten culpa o vergüenza, y creen que si tu las sientes también, llegarás a la misma conclusión que ellos, y entonces se sentirán seguros.
Tu mera existencia, conociendo que no tienes miedo, que no te culpas, que no te avergüenzas de ti mismo, es una amenaza, es espantoso, es como ver a alguién sin cabeza. Si eres ateo, estas tan tranquilo, eres feliz y contento ¿Que hay de todo el trabajo que han hecho? ¿Que hay con todo el sufrimiento que han pasado? ¿Toda la culpa que han cargado? ¿Para qué? Es más fácil aferrarte al camino que ya has seguido que reconocer que lo que haces no tiene sentido, que la liturgía no es fuente de santidad.
Así compréndelos. Lo único que podemos sentir por ellos es compasión. Ni odio ni desprecio ayudarán en nada, ni a ellos ni a tí. De hecho, estarías actuando por impulso, igual que hacen ellos. Y a veces lo haremos y es normal, somos seres emocionales también. Tenemos que desahogarnos también.
La compasión no es lástima, la compasión es voluntad de comprensión. No te pido que comprendas su religiosidad, o sus costumbres o sus acciones o sus creencias. Te pido que comprendas sus emociones. Cuando te dicen “Te vas a ir al infierno” en realidad estan diciendo “Yo temo ir al infierno”. Cuando se vanaglorian de su fé, es su ego hablando, diciendo “Yo soy más que tú”. Cuando ni siquiera intentan entender la teoría evolutiva es su ego también, su orgullo, “Yo soy más que un simple mono, yo no puedo descender del mono, ¡Yo soy hijo de Dios!” (Si, sé que no es que descendamos del mono, pero esta es la creencia popular).
Sé que nos gusta puntualizar, sé que nos gusta corregir (la ortografía, la gramática, la exactitud científica) pero guardemos eso para quienes de verdad lo valoran. “No prediquemos en el desierto”, para robar una página del libro.
¿Debemos dejarlos entonces? ¡Pero son bien intolerantes! La intolerancia solo se combate con tolerancia, no con más intolerancia. Comprendámos su motivos emocionales, dejemos de intentar que entren en razón pues la han abandonado ya. Tengamos compasión, por ellos y por nosotros. Tengamos consciencia de que cada que señalamos crímenes, injusticias o peor aún, encontramos una manera de atribuirle los males del mundo a la religión en realidad lo que estamos diciendo, gritando, es “¡Los religiosos me dañaron! ¡Estoy dañado! ¡Me siento herido!”.
Aceptemos esa realidad. Aceptemos las heridas. El dolor solo quiere que lo sientas. Y perdonemos. Literlamente, ellos no saben lo que hacen. Lo hacen como una reacción a un miedo profundo e inexplorado ¿No nos queremos diferenciar de ellos? Esta es la oportunidad.
No es fácil, y probablemente no lo hagamos, o no inmediatamente. Cuando el resentimiento es mucho, una buena catársis es sana. Pero apuntemos al perdón. El perdón es un regalo. Es un regalo para uno mismo, muchas veces la persona contra la que tienes resentimiento ni siquiera se da por enterada. El perdón es para uno.
Sé que puedes pensar ¿Así de sencillo? ¿Se salen con la suya? Pues no. Aqui es donde hemos de entrar en acción, en una acción pro positiva. Hay dos cosas que debemos procurar hacer:
1. Mantener un pensamiento independiente.
2. Inspirar el desarrollo de pensamiento independiente en los demás.
Esto es todo. Con estos dos simples pasos hacemos más bien a la humanidad que con toda la propaganda anti-religiosa del mundo. Los antis no funcionan. Solo crearás mayor resentimiento de religiosos hacia ateos, y ratificarás la posición de los segundos, misma que ya tenían desde un principio. Un acercamiento más amistoso hacia las personas que puedan estar pasando por lo que tu pasaste es mucho más prolífico y sano.
Si quieres difundir el mensaje, que sea del pensamiento independiente, de la liberación y las ventajas del mismo. Los antis solo sirven para hacer prolongar el odio. Que los grupos sean de apoyo a quienes se encuentrar en una situación difícil, con consejos útiles, el mero conocimiento de la existencia de personas afines es mucha ayuda, cuantimás si se comparten experiencias, se dará una verdadera comunidad.
Nunca en la historia había sido tan sencillo, barato y eficiente la propagación de conocimientos. Así que no lo desaprovechemos, construyamos algo libre, evitemos la búsqueda de la destrucción de una cosa a la que le queremos dar identidad. Son las personas las que dañan a las personas, no las doctrinas, ni los libros. Conviértete en el héroe que necesitabas cuando estabas experimentando el arduo camino de la “desconversión”. Sé ese héroe para alguién más. No hay mejor manera de promover el mensaje de que no se necesita una religión, un dogma, una serie de absolutismos para tener espiritualidad, en el grado que prefieras, para tener una vida sana, pacífica, feliz y plena.
Gracias.
Tu amigo,
L.