Hay dos leyes que gobiernan al mundo: La Ley de Hierro del Mercado y la Ley de Hierro de la Oligarquía.
La Ley de Hierro del mercado es: “Si el cliente quiere y el cliente paga, el cliente obtiene. Punto”.
Se debe a que los seres humanos somos motivados más por deseos que por necesidades. Queremos cosas que tal vez no necesitamos, pero las deseamos mucho y estamos dispuestos a pagar precios muy altos por ellas.
Si hay alguién que pueda satisfacernos y quiera hacerlo por hasta el precio máximo que estamos dispuestos a pagar, entonces habrá una transacción, no necesariamente monetaria, pero si un intercambio de valor.
Por eso podemos pagar muchos pesos por un iPhone o por arreglarnos las uñas, pero regateamos los calcetines y hasta nos duele pagar 30 pesos por una consulta médica, dependiendo del impulso humano que nos domine: Seguridad, Vinculación, Posesión, Descubrimiento o Placer.
Esto explica el alta demanda de charlatanes que hay, desde los que venden “amarres” amorosos hasta los políticos y sus promesas, y ¡ha como venden!
La segunda ley que gobierna al mundo es la Ley de Hierro de la Oligarquía, que dice: “Siempre gobernará una minoría”, y vemos esto cumplirse en cada aspecto de la vida, desde deportistas y artistas ídolos, hasta la política y los trabajos, siempre las decisiones se toman en una “cúpula”. Esto se debe a lo siguiente:
- Aversión a lo difícil -pero necesario-: El que “más le sabe” a las cosas complejas – diganse leyes, números, etc – se especializa y hace indispensable, como los demás no les gusta o no tienen voluntad por aprender estas importantes cosas, se forma irremediablemente una élite.
- Lo que conlleva a Culto al héroe: Al no desear resolver problemas por nosotros mismos – por creer que no podemos o simplemente no nos gusta -, somos “agradecidos” con el líder, el salvador, el elegido, el bueno, el papas fritas, el jefe máximo, por lo que tendemos a rendirle culto, y así la masa se ve reducida a simplemente elegir su veneno – un líder – de vez en cuando.
- Lo que conlleva irremediablemente a Menor democracia, para ser más eficiente en este modelo se necesita de un liderazgo fuerte.
Luego, siempre habrá charlatanes y siempre gobernará una minoría. ¿Cómo resolver esto?
Simple, pero muy difícil de logar, pues el cambio es personal en primera instancia, debe serlo, puesto que si una entidad externa lo proporciona (el estado, la iglesa, escuela, corporaciones) no habría tal, como acabamos de ver, serían la élite que resuelven nuestros problemas y el círculo vicioso se mantendría. Aunque nos podemos ayudar entre nosotros, el cambio comienza con la voluntad de mejorar.
Aqui nos surge el primero problema: Si le pides a la gente que cambie, te responderán “Yo así soy, cambia tú”, o “Cambiaré cuando cambien todos”, o una forma más refinada: “El problema es estructural, mi cambio es irrelevante”. Si cambias tu, cambia TU mundo, pero si cambiamos todos, cambia EL mundo. Para alguién con el objetivo de cambiar EL mundo, la superación y desarrollo personal son ridículas, objeto de burla. El error aqui es minimizar los esfuerzos individuales. Se pierden los árboles por ver el bosque, dejar de lado lo micro por lo macro, cuando este último es formado por el primero, en nombre del “bien común”, pues este es nuestro “fin último”.
El “bien común” debe ser construido por todos nosotros, todos los días, alcanzando nuestras propias metas personales e individuales, intercambiando valor significativo con otros de manera eficiente, lo que conduce inexorablemente a la felicidad. No hay un fin ultimo general como tal, cada persona es libre de vivir como lo decida.
Nunca es uno más rico que cuando da la mayor cantidad de valor a la mayor cantidad de personas. Esto es lo que provoca el bien común, no buenas intenciones ni juicios morales. Se cuentan en cifras (usuarios, clientes, ticket promedio por cliente, costo por cliente, etc) por que se tiene que ser objetivo para tomar decisiones, sería muy dificil si se hiciera lo contrario, no se está escribiendo un soneto o un poema.
Para cada comercio eres una cifra y sigues comprando, es por que recibes un valor a cambio, comunicación, integración, información o lo que sea que valores. Es un intercambio, no una relación interpersonal, para eso tienes familia y amigos, y no haces negocios con ellos, es una herramienta para el desarrollo, para generar valor que inviertes después en lo que sea que tu decidas.
No somos muy adeptos al juicio moral, hacer sentir mal a la gente – tratar de hacerlo por culpa – crea borregos, luego es el mismo problema oligarquico. Hay que hacerlo atractivo, apelar a la conveniencia de la gente, hay que mejorar – no simplemente cambiar – por que nos conviene, no por que sea lo correcto – aunque lo es – no por que sea lo bueno – aunque lo es -.
Es muy bueno ser bueno, la mejor manera de obtener lo que quieres es ayudar a que los demás obtengan lo que quieren, proveer de verdadero valor a la mayor cantidad de personas. Así que aunque seamos unos egoístas, podemos cambiar al mundo para bien.
“¡Momento! Eso no tiene sentido. El bien común no es egoísta, ni una transacción.” Si es algo paradojico, estamos acostumbrados a ver el mundo en blanco y negro, en una falacia dicotómica, pero no es así, hay matices, hay un espectro de colores.
Dos cosas importantes: Dije aunque seamos egoístas. Aunque, no debido a. Y dos, la condición es brindar valor significativo a la mayor cantidad de personas, un ganar-ganar. Los charlatanes dan valor, se aprovechan de la ignorancia y deseos de los demás y venden ilusiones, y muy caras. Haz positivamente lo contrario, provee de algo útil y deseado en un intercambio honesto, voluntario y en el que tanto tú como el otro salgan ganando. Para que se cumpla toma en cuenta la visión a largo plazo, podemos tener dinero fácil y rápido engañando bobos, pero eventualmente tendremos problemas. En cambio, si brindas valor verdadero, no solo se te pagará, se te agradecerá por siempre.
Estas son las condiciones en la que puedes ayudar al mundo ayudandote tu mismo. No por que debas, no por un juicio moralista, por que te conviene, y obtendrás mejores resultados tu y mejorarás la vida de los demás. Y si te gusta ser moralista, bienvenido también, ¡ganarás al doble! Mejora de resultados haciendo lo que es correcto.
Puede que el estado actual del mundo, “el sistema actual” te haga creer lo contrario, que se incentivan comportamientos despiadados en nombre del dinero, lo que nos ha llevado a aborrecer todo lo que huela a riqueza, a emprendimiento, asociamos a los empresarios con la maldad, “capitalista” es un insulto.
Pero para nada. Esta en la médula de la naturaleza humana querer resultados lo antes posible. Toma disciplina mantener la visión a largo plazo. El capitalismo es una actividad humana, no una persona, no tiene preferencias, no puede hacer nada por si mismo, las personas si podemos. Capital es todo lo que se necesita para producir, a excepción de tierra y trabajo, y este se invierte. El problema es que la gente vive en deuda, con un déficit (gastas más de lo que ganas), no somos capitalistas a pesar de vivir en una sociedad donde podemos serlo. Y deberíamos. Entre más capitalistas, mayor dispersión del capital.
Somos las personas las que decidimos en que enfocar nuestros esfuerzos, que valorar, que vender y que comprar. El mercado es la voluntad de la gente. Uno puede cambiar dinero por bienes y servicios, aunque también pueden haber intercambios para fines no éticos, con propósitos dañinos, malvados. Nosotros decidimos si somos charlatanes o no, si le compramos a culeros despiadados o no, y si lo hacemos es por que obtenemos algún valor a cambio.
Así que asi es como la gente “mala” llega a tener dinero y poder, por que otro montón de gente le compŕo, por que otro montón de gente se lo dió. La gente “buena” debería tener dinero, y nadie la detiene de tenerlo, salvo ellos mismos.
Si cambias tu cambia TU mundo. Pero si cambiamos todos, cambia EL mundo. ¿Cómo propagar el cambio si las instituciones “que deberían” de hacerlo no lo hacen? Ya vimos que no les conviene, no lo van a hacer. Tiene que hacerlo uno mismo. Hay que predicar con el ejemplo, si, pero no es lo único que podemos hacer, podemos organizarnos, podemos hacer una Asocación de Héroes.
¡Espera un momento! ¿No dijiste que el culto al héroe mata al mundo? Si, lo dije, que bueno que lo recuerdes, pero piensa: ¿Y si todos nos volvieramos héroes? No tendríamos que dale culto a alguién en específico, por el contrario, tendríamos la responsabilidad del paladín, por lo que nos veríamos en la necesidad de obtener el poder para cumplir con nuestra responsabilidad y lograr nuestros objetivos, cuando tu mismo te haces cargo, adquieres no solo las habilidades sino el valor y el deseo por hacerlo.
Una legión de héroes elimina el culto al lider, dispersa la responsabilidad, lo cuál es la mejor estrategia para voltear la Ley de Hierro de la Oligarquía, principal obstáculo del cambio real, tangible y sobre todo: permanente.
Únete a la Asociación de Héroes, tomando responsabilidad de tu vida, antes que nada has de ser tu propio héroe, teniendo determinación de llevarte a ti mismo a la situación donde quieres estar, mejorando la vida de los demás es el camino más rápido, lo hagas por una doctrina egoísta o por que es lo correcto, mientras mejores tus resultados dando valor a otros, no importa mucho tu motivación, esa es tuya, y no es necesario justificarla.