No es que sea insensible y no esté profundamente conmovido por la voluntad de ayudar de todo el pueblo mexicano. Estoy muy impresionado y profundamente agradecido de poder prescenciar algo así, para ser honesto no he podido escribir algo sin ponerme a llorar a moco suelto. Por eso no vengo a hablarles de eso en este momento, ahora quiero hablarles de dos cosas igual de impresionantes:
- La independencia de la sociedad civil. Organizaciones civiles y ciudadanos inmediatamente emprendieron labores de rescate, instalaron albergues, iniciaron colectas, pusieron manos a la obra inmediatamente. Las empresas actuaron, hoteles sin cargo, señales abiertas, comida, alojamiento. Empresas y sociedad civil al pie del cañón. De ninguna manera trato de minimizar a las fuerzas armadas y demás labor del estado, sino recalcar la gran independencia que mostraron empresas, asociaciones y ciudadanos.
- Las ventajas tecnológicas marcaron una gran diferencia, los llamados a ayuda por redes sociales, el uso de mapas en dispositivos para localizar derrumbes, albergues, el uso de aplicaciones de mensajería para que las personas atrapadas pidan auxilio, en fin. Es impresionante el éxito de estos dispositivos tecnológicos. Se nos olvido agradecer a todas las empresas innovadoras que ponen sus utilísimos artículos en el mercado para nosotros, a todos los emprendedores e investigadores que desarrollan y comercializan nuevas tecnologías. Ellos también merecen reconocimiento, nos sirvieron bastante.
Quedo probado que podemos hacer mucho por nosotros mismos y mucho más con tecnología. Una tragedia puede marcar el inicio de una nueva era, el inicio del fin del paternalismo estatista, nos podemos hacer cargo de muchas cosas, nosotros mismos y unidos no hay fuerza que nos pueda detener.
Hay quien dice que se necesita una tragedia para unirnos, no es cierto. No es lo grave de la situación, es la inmediatez, la emergencia. Hemos probado que a procastinar nadie nos gana, que podemos enfrascarnos en peleas políticas, económicas y hasta deportivas entre nosotros por mucho tiempo, sin llegar a nada, simplemente por que creemos que viviremos para siempre.
La madre tierra nos ha recordado que no es así, que no tenemos todo el tiempo del mundo y al mismo tiempo, nosotros hemos probado que podemos por nosotros mismos, ser el país más chingón del mundo. Hagan los cálculos, y retiemble en sus centros la tierra.